jueves, 4 de octubre de 2012

Los años mágicos

Con la ayuda de un vestido con volados, una tiara y una varita mágica, su niña de tres años se transforma en la reina de un universo mágico donde su caballo imaginario es un unicornio con alas. Cuando el niño le pida que pruebe las nubes rosas, tendrá que estar de acuerdo en que saben bastante parecido a la goma de mascar.

Su hijo se pone una sábana sobre los hombros y corre a gran velocidad por el jardín. El aire levanta la tela; las piernas de su hijo vuelan por el aire. "¡Mira mamá; puedo volar!", dice el niño de 4 años. Es un superhéroe y su misión es defender el jardín de dragones que acechan detrás de los arbustos y encontrar el tesoro enterrado en el arenero.

Los padres de los niños en edad preescolar tienen frente a ellos uno de los teatros más imaginativos posibles. A esta época se la denomina "los años mágicos" —los años durante los cuales el cerebro del niño está lo suficientemente desarrollado como para imaginar historias fantásticas que todavía no serán tan complejas como las de los adultos y preguntan "¿Pero eso puede suceder realmente?"

A continuación se indica por qué la imaginación es tan importante y lo que usted puede hacer para fomentarla durante estos años "mágicos".

La manera en la que los niños en edad preescolar ven el mundo

Hay muchas cosas que los niños pequeños no pueden comprender sobre el mundo que los rodea. Por lo tanto, "llenan los espacios vacíos" con explicaciones mágicas sobre cómo funcionan las cosas.

Esta época, que alcanza su punto máximo durante los años del preescolar, fue apodada "los años mágicos" por la experta en desarrollo infantil Selma Fraiberg, PhD, en 1959, cuando escribió el libro del mismo nombre.

Los bebés utilizan los sentidos (tacto, gusto, olfato, vista y audición) para explorar el mundo que los rodea. A medida que crecen, comienzan a comprender la función básica de las cosas ("Si pulso este botón, el pony saltará del establo").

Al estar en preescolar, toman este conocimiento y lo combinan con su gran imaginación para desarrollar ideas fantásticas sobre por qué y cómo suceden estas cosas. Al pasar por estos años mágicos, la fantasía se convertirá en realidad a medida que los niños comprenden mejor el mundo que los rodea.

Tomemos el ejemplo de la aspiradora. Un niño de dos años puede tener miedo a la aspiradora, porque piensa que él podría ser succionado de la misma manera que el aparato electrodoméstico aspira el pelo del perro. Pero un año o dos después, en vez de llorar desesperadamente, pretenderá ser perseguido por el "monstruo" de la aspiradora —y estará más tranquilo porque sabe que la aspiradora nunca lo tragará.

Alrededor de los 6 años, los niños ya saben que el miedo de ser tragado por la aspiradora es irracional —no existe ninguna posibilidad de que el cuerpo de una persona entre en ese tubo pequeño— y en vez de preocuparse quieren ser ellos los que pasan la aspiradora.

En esta situación, el niño usó su imaginación para ayudarlo a superar sus miedos. Este escenario se repite una y otra vez, a medida que los monstruos del armario desaparecen repentinamente con la ayuda de un cerebro que comienza a diferenciar entre lo posible y lo imposible.

Al jugar a que son otras personas, los niños practican nuevos roles (como superhéroes, princesas, animales salvajes y hasta sus mismos padres) y aprenden a solucionar problemas de una manera creativa. Pero también aprenden a controlar otro obstáculo de los años del preescolar: las emociones intensas. Es posible que se ponga en penitencia a las muñecas por acciones similares a las ofensas que su pequeño haya cometido. Es posible que aparezca un amigo invisible (que se porta mucho peor que su hijo) para ayudar a su hijo a controlar los sentimientos de culpa y remordimiento después de un momento donde se perdió el control, como por ejemplo haber golpeado a un compañero en la escuela.

El autocontrol es una aptitud difícil de aprender, y jugar a que se es otra persona ayuda a los niños a practicar este control ya que logra recrear la frustración que crea.

Cómo alentar a los niños a jugar usando la imaginación

El juego en el que se usa la imaginación comienza en la mente del niño. Pero esto no significa que los padres no puedan sumarse a este juego. A continuación indicamos algunas de las maneras de alentar a su hijo a armar un mundo de fantasía:

Siga su juego. Cuando los niños saltan por el aire y dicen que están volando, no les diga que tan sólo están saltando. En cambio, alimente su fantasía: "Increíble. ¡Mira lo alto que estás! ¿Qué ves desde lo alto? Quizás podrías descansar en esa nube". O mejor aún, vuele con él.

Escoja juguetes antiguos. Los bloques, las muñecas, las manualidades y la arcilla, son juguetes que requieren el uso de la creatividad y estimulan la imaginación.

Limite el uso de juguetes electrónicos. Sin importar si es un sistema de entretenimiento de mano o una computadora portátil, trate de evitar el uso de juguetes que requieran baterías. Cuando el juguete es el que dirige el juego, en vez del niño, prácticamente no existe la creatividad.

Léale a su hijo. Y mientras le lee, hágale preguntas que lo hagan pensar como las siguientes: "¿Si fueras una oruga, qué comerías?" o "¿Qué crees que pasará en la historia?". Esto no sólo alienta la imaginación sino que también promueve las aptitudes del lenguaje y fomenta el interés en los libros.

Planifique tiempo libre. Asegúrese de que los niños tengan tiempo libre todos los días para jugar por su cuenta. Además de alentarlos a que usen su creatividad, les enseña a usar sus propios recursos para entretenerse o calmarse.

Limite el tiempo frente a una pantalla. Cuando los niños miran una película, o inclusive un programa educativo, experimentan el mundo mágico de otra persona, en vez de ejercitar su propia imaginación. Y ciertos temas de la TV no son adecuados para los niños en edad preescolar. Los niños más pequeños son los que suelen dejarse influenciar con más facilidad por las publicidades ya que no pueden discernir entre una publicidad y un programa real. Los expertos recomiendan que los niños mayores de dos años sólo vean entre 1 y 2 horas de televisión de calidad por día.

Cuando la magia termina

Llegará el día donde la tiara comenzará a juntar polvo y su pequeño ya no crea que puede volar. Será un momento agridulce. Extrañará acceder a ese mundo donde todo es posible. Pero es una señal de que el cerebro de su hijo se está desarrollando correctamente.

En el cerebro, la corteza prefrontal —el área que separa la realidad de la ficción— ha hecho las conexiones necesarias para procesar un pensamiento más complejo. Por lo tanto, la manera en la que el niño creyó que el mundo funcionaba no es necesariamente como realmente funciona.

Esta época de la niñez, a veces denominada "la edad de la razón" es también el momento cuando los niños comienzan a formar una conciencia, a diferenciar entre el bien y el mal y no actúan por impulso sino porque es lo "correcto".

La edad de la razón explica por qué muchos niños de segundo grado son expertos para compartir —tienen en cuenta los sentimientos de otros. Y también explica por qué los monstruos que vivían debajo de la cama desaparecen. Un niño de esta edad se da cuenta que como nunca ha visto un monstruo, posiblemente éste no exista.

También es la época en la cual las respuestas fantásticas a sus preguntas complejas ya no lo satisfacen. La luna no está hecha de queso. Alcanzar la edad de la razón, no significa que los niños no pueden imaginar un partido de Bowling en el cielo o una luna hecha de queso —sólo significa que ahora saben que es un chiste.

Y a medida que crecen, su imaginación y creatividad se traducirán en música, arte, escritura y pensamiento crítico.

El pensamiento crítico que inspira a los niños a buscar más información y comprender ideas más complejas es la próxima aptitud clave. Y es la herramienta que les permitirá tomar decisiones y resolver problemas. Los padres se sentirán orgullosos de ellos al verlos caminar hacia la adolescencia.

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